jueves, 29 de septiembre de 2011

Caldo de la felicidad.

Colocar en un recipiente hondo una gran cantidad de paciencia y de perseverancia.
Agregar una porción de humildad, unos granos de simpatía , tolerancia y una pizca
de buen humor
Cubrir con todo el cariño posible para obtener la unión y solidez necesaria.
Espumar de vez en cuando a fin de quitar el egoísmo y los celos.
Cocinar muy, muy lentamente.
Servir en porciones justas, salpicar y adornar con cortesía y amabilidad.
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